Tú pasas caminando por su lado, calzado con esas botas de esquí que son más duras que una piedra, pisando torpe y pesado, y no puedes evitar reventarle los dientes de una patada, de un único impacto, de un punchote en el centro mismo de la sonrisa, haciéndosela saltar en trocitos.
En medio de ese paisaje blanco, en esa claridad inmensa de nieve, de ropa de colorines, de rubias cabelleras, entre las grietas de esa sonrisa, aparece el color negro: la oscuridad. En ese mundo puro se ha abierto una pequeña rendija, una grieta de otra dimensión por donde se cuelan las sombras.
LOS DIBUJOS DE LA ABUELA BLOGUERA ¡POR FAVOR!
ResponderEliminarLa abuela merece un emoticoño: /v\
ResponderEliminar"No puedes evitar" reventarle los dientes de una patada? eso no hay quien se lo crea. Aquí hay premeditación y alevosía. Hay una rabia irracional hacia el rubiales guapetón.
ResponderEliminarCuando la Abuela pone esta clase de deberes no hay quien la aguante. Entre el blanco y el negro falta el rojo. El rojo derramado. Una cosa muy fea.
ResponderEliminarTodo responde a una necesidad poética, es un imperativo todo lo que sucede en esta pequeña metáfora de hoy, la ausencia de rojo también.
ResponderEliminar...he empezado a leer el blog desde abajo , he visto el dibujo primero y después he leido el último parrafo y de pronto esa especie de barba flotante se ha convertido en una sonrisa negra entre toda la blancura y me ha dado un escalofrio .
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