Va el tío, trajeado, muy seguro de sí mismo, a hablar con el Director General. Quiere enseñarle los resultados de una operación comercial que ha ejecutado con mucha brillantez.
Va crecido, muy sonriente, notando que domina mucho el espacio, dispuesto a colocar una buena broma si hace falta. Se siente muy bien, muy fresco, muy positivo, con una ambición muy sana.
Sale el director a recibirlo y el tío se abalanza sobre él.
-Hombre Juan ¿cómo estás?- Tuteandole.
-Bien Saura. Gracias.
-¿Cómo has pasado las vacaciones con tus hijos?
-Bueno, no muy bien. Mi mujer falleció.
Ostras, que chasco, cualquiera se quedaría planchado, mudo. Pero pero el tío, lejos de dar el pésame, muy asustado, va y contesta:
-Pero yo te he preguntado por tus hijos ¿eh Juan? No por tu mujer.
Lo único que quiere es dejar muy claro que no la ha cagado! El muy ruin.
-Hombre, Juan, que no te he preguntado por tu mujer, no me salgas con esas ahora, que yo te he preguntado por tus hijos.
El mal gusto: no sabe muy bien ésto, no tiene muy buen gusto.
10/08/2009
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