El oscuro hueco
entre ese cuero
negro de hojalata
y la piel
de sus pies
me sabe a caja,
a lija mohosa,
a tapete de ancianos.
Un garito de mala muerte,
un antro, ahí metido.
La imagen de la peste,
para mí,
son esas rendijas,
esas tinieblas,
húmedas,
que sudan,
ostras, además es que sudan.
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"sin medias, y le van grandes"... parece un blog de cotilleos de oficina. "La jefa de recursos humanos, celulitis-woman" o "Marta Estrada... aféitate los sobacos"
ResponderEliminarVeo abuela que tienes muchos problemas con los zapatos de mujer. Primero lo de las manoletinas, y ahora ésto. Qué te pasa, abuela?? Esto no es normal. Manía persecutoria con los deditos.
ResponderEliminarCuando se quita los zapatos para pasar el control de seguridad en el aeropuerto, sigue andando de puntillas mientras habla con su compañero de trabajo...¡Ayer mismo lo ví!!!
ResponderEliminarLa calidad de esas fotos que utiliza de vez en cuando nuestra abuela. Como capturas de series de los 80. Me imagino que es la esquina de un instituto, alguna tía maqueada porque es el baile de fin de curso. No sé, veo ahí a Kelly Kapowski.
ResponderEliminarO si le vienen grandes puede que sea este hombre disfrazado. Un capítulo de esos en los que a los guionistas les daba por humillar al imbécil de la serie.
pero qué Pérceval
ResponderEliminarLa Abuela tal vez padezca una filia contraria, como aquel individuo que trataba de mostrar que no era un perseguidor. En este caso la Abuela no quiere que la confundan con una fetichista de pies y tacones (algo que, por supuesto, es.)
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