A juzgar por ese caminar resignado se diría que lo sabe, que no hay nada de qué avisarle.
La capucha de botecitos blandos a cada paso, pero cada vez menos, cada vez esa ración de pasta se adapta mejor a la espalda, cada vez la tela húmeda se le adhiera mejor a la piel. Están calentitos.
En el silencio, al caminar, reverbera ese sonido viscoso: la sílaba schmrlú, esa nota como de remover barro.
Wuof, este dibujo es la pera. No sé qué es mejor, si los propios macarrones o el pelo desenfocado. O la pierna derecha más delgada que la izquierda.
ResponderEliminarQué demonios, me quedo con la sílaba.
Lo de la pierna es como que está caminando ¿no? al estar un poco más lejos se ve más pequeña, ¿no se hace así? JODER
ResponderEliminar- Humm, que buenos estos macarrones abuela!
ResponderEliminar- Pues han sobrado. A ver donde te los pongo y te los llevas para mañana...
Academia Leonardo Da Vinci y TUS PROBLEMAS DESAPARECERÁN.
ResponderEliminarAhora resulta que un capuccino es esto, toda mi vida inmerso en la ignorancia.
ResponderEliminarCthulhu.
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