Frente al clic de un mouse, el clic de un cortaúñas.
Un clic más cálido, con más vida. Si os fijáis impacta más denso, aplica una violencia que reverbera, carnosa, tensa, ácida, precedida de suspense, de una resistencia que, al ser liberada, vibra mandíbulas.
Es un clic más rico en matices, con más capas, con mas textura, más volumen. Más tallar que pinchar ¿no? Es más piel, es un clic más piel, cuero blando.
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el epicentro de toda neura
ResponderEliminareres como la versión masculina de amelie difrazada de abuela con pelos en las piernas y barba de tres días, tomando madalenas con brugal-cola a las 10.14h de la mañana de un jueves cualquiera, recreandote en los pequeños pequeños pequeños placeres de la vida porque eres muy especial, como amelie, pero más tétrico.
ResponderEliminarAbuela, creo que ya es hora de abordar EL TEMA ¿no?... ¡Eres un pequeño CASANOVA de la blogosfera!. Admítelo, tu blog está lleno de halagos e insinuaciones, tu blog huele a pre-apareo. Vaya PUMITA estás hecho, Abuela.
ResponderEliminarSi mirais debajo de vuestro mouse, seguramente encontraréis albo parecido a lo que el cortauñas a veces encuentra en vuestras uñuas... Vaya, que el mouse también tiene su piel un poco humana...
ResponderEliminarPreci(o)so el plus poético, abuela.
ResponderEliminarTienes que explotar esas asociaciones, abuela. Ni ratones inalámbricos, ni ópticos, ni leches. Necesitamos un Edison que cree el ratón cortauñas, y a forrarse.
ResponderEliminarEs un placentero clic clac. A cada clic, a cada clac, encoges el ano, lo metes para dentro y dices mmm, mmm (las medias lunas de las uñas cortadas son como los frunces anales). Al finalizar los diez dedos, acabas corriéndote.
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