Diseño de "Zambomba Hembra"
A alguien le puede escandalizar quizás imaginar a niños tocándola, puede resultar muy repulsiva la imagen de unos críos que, mientras corretean por la casa entre adornos navideños, masturban ese coño muy a saco.
Hay que pensar que los niños no serían conscientes del significado de todo eso, quiero decir que no les generaría ninguna secuela, ningún tipo de trauma. Pero desde el punto de vista adulto la imagen es muy fuerte, es realmente de mal gusto imaginarlos metiendo y sacando sus deditos en esa especie de vagina reseca, ahí, con mucho brío.
Pero no nos llevemos las manos a la cabeza tan pronto porque eso en realidad ya pasa. Hace años que pasa. Los niños tocan la zambomba en Navidad, la normal, la que es como un pene fino. Hace muchos años que los niños en Navidad hacen sonar ese pene.
La ilusión con la que lo hacen, el ímpetu con el que masturban ese aparato, como si realmente pudieran llegar, quizás, si lo hacen con la suficiente constancia, a una especie de orgasmo navideño muy bonito.
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Otra cosa es que metiendo la zambomba macho en la zambomba hembra se logra un nuevo sonido, muy bueno, inédito.
"La zambomba tiene un diente, el zambombo tiene dos, y el tocador que la toca tiene más de veintidós" Villancico popular.
ResponderEliminarOsea que la cosa ya iba por ahí, había una zambonba y un zambombo.
Encuentro interesante (y hasta entrañable por cuanto tiene de navideña) la imagen del padre de esos mismos niños que, antes de entregarles el presente de la zambomba hembra, la ha penetrado apoyándola contra la pared de azulejos del baño. Luego la ha limpiado a conciencia, la ha vuelto a envolver en el original papel de regalo con que se la vendieron en la tienda y la ha entregado a las criaturas para que disfruten.
ResponderEliminarMuy bien Sap, hoy has sido tú quién ha sabido llevar el asunto más allá, a dónde le corresponde. Te lo agradezco.
ResponderEliminar¡Ay! abuela, abuela...usted y José Luis Sampedro cuanto más viejos más libres.
ResponderEliminar¡Oh, sí!
ResponderEliminarYo no tengo vagina, pero me duele imaginar lo FUERTE que hay que frotar para que suene a zambomba.
La risa floja, la carcajada demente que le entra al niño, que comprende pero no comprende y corre arriba y abajo con ese instrumento pagano.
¡Qué bien! Estaba muy rico todo.