8/18/2010

Me dejaron un libro hace unos días. En el reverso de la portada me encontré una tirita pegada. Todavía no lo he sabido encajar.

Tiritas, condones y jeringuillas son cosas que cambian mucho al ser usadas, pasan a ser sus propios contrarios. En el uso encuentran su lado oscuro. Transitan de paradigma de lo aséptico a objeto de asco en un solo paso.

Los libros tiene otra naturaleza, el uso les da como alma ¿no? Les otorga solera.

Pero esto que me he encontrado, joder. Dejar un libro con una tirita  pegada a él, vaya recadito ¿Las heridas de la literatura? ¿Sí? ¿Poesía barata de esta calaña nos gastamos?

Cuidado con el segundo párrafo: reflexiones de dominical.

8 comentarios:

  1. Me temo que, como adivinas, sea un acto de terrorismo poético. Habría que ver de qué tipo de libro se trata, pero te aprecio demasiado como para intentar ponerte en evidencia. Vigila tus amistades, abuela.

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  2. ¡No Abuela, no digas eso! no son reflexiones de dominical, no tires la piedra y pidas perdón, ¡yo te quiero!

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  3. Esther17:56

    Qué libro es? eso es importante, ahí puede estar la clave.

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  4. Este fin de semana me lo he pasado ironizando sin parar, en tensión por ser ingenioso y creativo en la conversación. Necesito un descanso. El segundo párrafo tenía la exigencia justa para mí y, Abuela, creo que está bien ser llano y directo de vez en cuando.

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  5. Sin duda se trata de un libro herido, y no un libro premenstruante de los que llevan pegado un salvaslip.
    Hay gente buena ahí fuera.

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  6. Igual en la portada sale el dibujo de alguien con la cabeza sangrando por detrás y el lector ha decidido ponerle una tirita en el reverso. Hay gente muy considerada, abuela.

    Aunque leyendo ahora mi mensaje... sangrando y una tirita, vaya maneras de curar.

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  7. Anónimo16:23

    En el citado segundo párrafo le faltaron las compresas y los tampones...claro, que a sus tropecientos años ésto ya le queda un poco lejos.

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  8. Anónimo22:17

    Quiero pensar que alguien ha tenido la delicadeza de intentar socorrer el alma del pobre libro con lo único que probablemente tenía a su alcance. Aunque lo que realmente pienso... ¿por qué no le preguntas directamente a quien te lo ha dejado? Me estoy imaginando ya tantas respuestas...

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