11/26/2010

Quedarse dormido en un banco muy duro de la calle, una calle muy recta, una gran avenida con edificios muy rectangulares, en hora punta; muy llena de gente, muy llena de relojes.

Tú dormidito, suave.

Dormido estás tan desprotegido: como si no tuvieras codos ni rodillas, como si todas las esquinas que puedes formar con las extremidades de tu cuerpo se curvaran blandas, como si te quedaras sin nudillos, y tus dientes se te transformaran en bolitas, en perlas de goma.

No sueñas, pero tienes miedo.

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