9/24/2010

La idea dé.

Ey, hola, soy yo. Espero que me perdonéis si digo tonterías.

A partir de una entrada de Jonathan Millán en su blog (La inaguración) y al hilo del trabajo del mismo Jonathan y de Miguel Noguera en Hervir un oso, sus respectivos blogs, el Ultrashow de Miguel, etc. me apetecía decir unas cosas. Cosas que tenía ganas de comentar al margen de repetirme alabando lo maravillosas, punzantes, desgarradoras, divertidas, reveladoras o putas que son las ideas que trabajan.

La literatura, el cine, y más globalmente el arte, está lleno de personajes magníficos y situaciones sobrecogedoras, momentos luminosos y brutalmente lúcidos, grandes “ideas de”. Las encontramos normalmente inseridas dentro de narraciones, de discursos, y acostumbran a estar supeditadas a una historia de la que forman parte.

Esas situaciones, esas ideas, viven, desde que nacen, aguantando la construcción global a la que pertenecen, pareciendo que no valen por sí solas.

Su percepción, en consecuencia, también está sometida a ese conjunto que les otorga coherencia.

Sí salimos de ver una película, alguien puede tener a bien hacer notar lo bueno que era tal o cual personaje, o lo sugerente que resulta un pequeño detalle. La intención de ese comentario es seguramente comprobar que eso no haya pasado por alto. La necesidad de constatar que ese elemento, esa idea, ha sido apreciada, confirma que, por muy buena que fuera, no era imprescindible, era una pieza más del relato, vive dentro de él y muere si lo sacas de allí. Puedes intentar saborearla por sí sola, pero su sabor se va a acabar mezclando con el resto cosas, pues, al fin y al cabo, de eso se trata.

“Las ideas de”, que no son historias cortas, son más bien hechos aislados, en cambio, nacen como autónomas y autosuficientes. Puestas en un pedestal e iluminadas con un foco. Ahí está, esto es: “La idea de”. Valen por sí mismas, joder. Valen más.

Es, no sé, como si un músico en lugar de componer canciones, compusiera detalles, liberara del formato canción esos instantes brillantes. El resto se puede ir a la mierda.

Muchos artistas suelen dedicar su obra a una gran idea, le dan continuidad a lo largo de su vida, la trabajan del derecho y del revés, otorgando una narrativa a su biografía como creadores. Aquí, en cambio, se trabaja una, y después otra, y después otra, libres del relato.

Quizás se encuentre un mensaje tras esas ideas, un discurso coherente que las hilvane. La propia personalidad del autor obliga a que eso exista. Pero para mí, por encima de eso, el discurso sería la idea de liberarse de él, lo cual es un alivio y una bendición.

7 comentarios:

  1. Muy bien cambiar de tono. También le había dado vueltas al tema (pasa horas sin dormir, dando vueltas en la cama, pensando a oscuras en Noguera y Millán, y a veces en Hongos) de la idea aislada, el sujeto sin verbo, pensando que esas cosquillas las provoca el modo en que, dentro de la idea, el significado explota y salta en pedazos y vuelve a caer formando una cosa nueva, algo que encaja pero no, y que la idea esté aislada y quieta y no vaya a ninguna parte favorece ese encaje fracturado, esa esguince.

    También como si la idea contuviera dos o más cosas que no deberían estar tan juntas, y se repelen, pero a la vez están juntas, no sé explicarme pero en cualquier caso es material semántico inflamable, o explosivo, o volátil; en fin, cargado de alguna forma, por eso cuando te las pasan da calambre.

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  2. Definiendo los postulados de un género.

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  3. Está claro que ese es nuestro terreno...el de todos los que andamos por aquí, pero joder, no veas como cuesta liberarse....al menos a mí me ha costado mogollón (y aún me confundo muchas veces). Es como tener un hijo tuerto al que crees que le falta un ojo, cuando en realidad lo que le pasa es que sólo tiene un ojo.

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  4. Sí, quizás he sido injusto hablando sólo de Jonathan y Miguel. Estaba pensando en Hervir un oso fundamentalmente, pero bueno, sí, pasa un río entero por ahí.

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  5. Joder, qué bonito todo.

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  6. Esclarecedor manifiesto y certero resumen el del sr. Millán y su hijo tuerto. En todo caso, y como espectador/degustador, echo de menos en el postulado una referencia a lo humorístico porque entiendo que es realmente el humorismo la ineludible consecuencia de vuestra teoría. No hay otra.

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  7. Ostrás, no quería hacer ningún manifiesto ni nada por el estilo, veo que ha quedado la cosa demasiado pomposa.

    Sap, lo del humor es verdad que está ahí, pero he leído por ahí ideas muy buenas que no son cómicas. No sé.

    Bueno, va, y ya está, ya está.

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