Veo que vuelven a hacer el programa de las cajas, el Allá tú, con Jesús Vázquez.
Sabéis eso de que cuando se abre una caja, el encargado de abrirla (uno que está esperando a salir de concursante otro día) siempre pone cara de malas noticias ¿no?
Cuando enseña que se ha perdido un premio gordo, la cara triste es de verdad, es solidaridad bien pura, drama colega.
Cuando enseña que el premio que se pierde es una nimiedad, la cara triste ha resultado ser una broma bien simpática que se le gasta al concursante para que se lleve luego una buena alegría al ver que todo sigue bien, que todo sigue correcto.
¿Sabéis de qué hablo? Las cajas joder.
Bueno, os juro que un día vi a un pobre desgraciado, a un gordo enajenado, hacer la broma al revés: puso cara de mucha alegría, soltó hasta un pequeño “¡Bien!” y luego resultó que, tornando de golpe su gesto a la tristeza, el pollo enseñó que el concursante lo había perdido todo.
El muy gilipollas pensó que si la broma se puede hacer en un sentido también se podría hacer en el otro, aplicó la lógica y el tontito se llevó un buen abucheo del público. Se generó un ambiente bien raro, y el pobre hombre tuvo incluso que pedir disculpas.
A mí me pareció todo un buen jaque a las estructuras. A veces hay tabús escondidos en esquinas que no te esperarías, a veces se le pueden hacer rotitos a lo moral por entre las costillas. Ese hombre le araño un pequeño jirón a nuestra cultura ese día, se llevó un pequeño botín moral por un ladito que nadie protegía.
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Aunque a los demás no, a mí estas entradas me encantan.
ResponderEliminarEse que tu sabes, de tu parte.
Eso pasó? Un tío honesto? Todo el mundo espera que los jugadores la palmen, sólo era cuestión de tiempo que a alguien se le escapara la alegría en plató
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