-Tomaré una ensalada verde para compartir, y de segundo magret de pato, para compartir también.
Está solo él en la mesa, pero pide los platos con la coletilla "para compartir". No me preguntéis si está loco, o está intentando hacerle una broma a la camarera, o no entiende muy bien el significado de lo que dice, pero sigue con el asunto cuando pide el postre:
-Compartiré una panacota y un café sólo, no muy corto que es para compartir también.
Consigue generar un poco de miedo en la camarera, y ese pequeño garbancito de terror en el estómago de esa pobre chica es lo que me interesa, esa pequeña brecha de incertidumbre, ese rajar la normalidad con un leve goteo.
-La cuenta, por favor, pagaremos a medias.
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¡El horror! ¡Una panacota! ¡No!
ResponderEliminar"tome, cubiertos. Para su acompañante, digo"
ResponderEliminarJoder, abuela, te sigo desde hace tiempo y nunca dejas de sorprenderme. Me fascina tu mente tanto como los bonobos a Eduard Punset.
ResponderEliminarAdemás, esta entrada me ha gustado especialmente, y habiéndola publicado el mismísimo día de mi cumpleaños, me la agenciaré como regalo. Graaacias abueeelaaa!
Muy buena ,así son las verdaderas historias de terror ,con la inquietud poco a poco metiendose en tu mente .
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