El otro día tratando de explicarlo pude hilvanar, más o menos, un argumento.
(He hecho unos monigotes a modo de soporte gráfico)
Cuando se ve a un personaje en la tele éste se ve muy pequeñito, pero se sabe que es más grande.
Pero no sabría decir muy bien cuánto más grande.
Cuando se ve en el cine se ve muy grande, pero se sabe que es más pequeño.
Pero no sabría decir muy bien cuánto más pequeño.
A base de verlos mucho a través de pantallas de diferentes tamaños, debido a esa indefinición física, he ido construyendo una idea de desconexión muy rara entre su mundo, el de esos personajes, y el mío. Un discontinuo dimensional muy raro.
Puedo vivir con ello, lo llevo bien, pero siempre y cuando su mundo y el mío se mantengan bien separados.
Pero cuando se juntan, cuando me topo con que existen en el mismo continuo espacio-temporal que yo, ah, amigo.
Podría ponerle la mano a Tom Cruise en el hombro sin tener que levantar el brazo más de lo normal.
Estoy convencido de que me impactaría menos que los famosos se metieran en mi mundo en forma de gigantes:
"Tom Cruise está en Barcelona"
sí, me pasa, pues soy un enfermo también
ResponderEliminarA mi me aterroriza incluso más la capacidad de interferir con esa realidad, con la realidad de los famosos. De poder arañarles la cara.
ResponderEliminar¿ara ser unaP abuela tiene usted mucha fuerza, no? ¡Menudas hendiduras le clava al papel!
ResponderEliminarEsa P es del "ara". No malinterpretemos. (La paranoica que imagina cosas raras es ella).
ResponderEliminarel miedo de no saber si Michel Feifer en realidad
ResponderEliminares tan grande como yo, hoy no duermo
Saber que le saco más de una cabeza a Tom Cruise.
ResponderEliminar"Sacar una cabeza".
parece que le estás agarrando del cuello, a Cruise. jaja.
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